lunes, 4 de mayo de 2015

Alexander Pichushkin

Alexander Pichushkin tambien conocido como El asesino del ajedrez y El maníaco del martillo,   un ciudadano ruso denominado así por exterminar a 61 personas con el brutal instrumento,  confesó en escalofriantes palabras: “Me gusta el sonido de un cráneo partiéndose” quería completar con personas un macabro tablero de ajedrez de 65 casillas, una por cada víctima. Antes de llenarlo fue detenido por la Policía.


Su padre abandonó a su familia cuando él todavía era un bebé, por lo que fue criado por Natalya, su madre. Cuando Pichushkin tenía solo 4 años se cayó de un columpio y sufrió una herida en la cabeza por lo que ingresó en un instituto de niños con discapacidad. Esto habría sido la causa por la que Alexander no congeniaba con los niños de su barrio y pasaba solo y callado.
El joven tenía una buena relación con su abuelo y cuando este murió entró en una gran depresión. Para resolver este problema su madre le regaló un perro, que Alexander paseaba con frecuencia en el parque Bittsevsky, al sur de la ciudad. Alexander amaba a los animales.
Con 17 años Alexander se enamoró de Olga Maksheeva, una adolescente de su misma edad, quien se fue con un hombre de 20 y le rompió el corazón. Esto le causó una ira que lo llevó al primer asesinato, a los 18 años.

Alexander se acercabaRey Luis XV de Francia a sus víctimas fingiendo estar de luto por la muerte de su perro, posteriormente los invitaba a beber vodka en la tumba de su mascota. Así Pichushkin engañaba a sus víctimas con promesas de licor gratis si eran hombres y a las mujeres les mentía para salir en una cita.
Cuando la persona estaba intoxicada, Pichushkin la atacaba por la espalda golpeándola con objetos como un martillo, una tubería o la botella de vodka. El asesino escondía los cuerpos en las fosas de alcantarillado, los que sobrevivían a los golpes morían ahogados.

Juicio del maníaco

Una vez bajo custodia, Alexander se declaró culpable de cometer 61 asesinatos, sin embargo la Policía solo le reconoce 49 muertes confirmadas hasta la fecha. Pichushkin se quejó, lo consideró injusto para el resto de sus víctimas.
Cuando la prensa lo cuestionó con la pregunta: “¿por qué?”, su respuesta fue que sentía orgasmos mientras veía cómo su víctima agonizaba. Estas son algunas de sus declaraciones:
- Una vida sin homicidios para mí es como una vida sin alimentos para ustedes.
- Solo mataba a personas que se quejaban de su vida, me sentía como un padre de todas estas personas, porque era yo el que les abría la puerta a otro mundo.
- Me gusta el sonido de un cráneo partiéndose.
Durante el interrogatorio, Pichushkin dijo haber matado a 11 personas en 2001 y que estranguló a seis en un solo mes.
Una caja de vidrio reforzado fue usada en la corte para proteger al acusado de posibles ataques por parte de los familiares de las víctimas. Alexander fue sometido a una prueba psiquiátrica para saber si era apto de atender el juicio. El Instituto de Serbsky en Moscú dictaminó que el asesino tenía la suficiente cordura mental para ser enjuiciado.

El árbol de Tyburn

Entre los aparatos empleados por el ser humano para ajusticiar a sus congéneres hay diversos que tienen nombre propio y numerosas historias detrás. Quizás uno de los más conocidos sea “el árbol de Tyburn”, una horca poco habitual por su forma y tamaño. La aldea de Tyburn se encontraba en la actual ubicación del Marble Arch, en Lodres, Históricamente es sin duda el rincón mas macabro de Londres. 


Era el lugar donde se llevaban a cabo las ejecuciones a través de un árbol al principio y luego a través de diversas horcas erigidas en el lugar. La primera ejecución llevada a cabo allí data del año 1196, cuando William Fitz Osbern fue llevado hasta ese lugar desnudo encima de un caballo y colgado de un árbol.
El árbol de Tyburn fue utilizado de 1571 hasta el 3 de noviembre de 1783, fecha en la que fue ajusticiado el célebre salteador de caminos inglés John Austin. Después de aquella ejecución, el árbol fue desmantelado, levantándose en su recuerdo un pequeño monumento de bronce que fue retirado más tarde para erigir el Marble Arch.


Actualmente, una losa en el suelo marca el lugar exacto donde estaba situado, pero no está justo al lado del imponente arco, si no a unos metros, en una isleta de tráfico situada en el cruce de Edgware Road con Bayswater Road.

En 1851, cuando los ahorcamientos ya se realizaban en la prisión de Newgate y para adecentar un poco la zona, se trasladó al lugar el Marble Arch, el arco que todos conocemos y que se había convertido en un estorbo en su ubicación original, como puerta de entrada al Palacio de Buckingham.
Marble Arch


Damnatio ad bestias

Se conoce como damnatio ad bestias (en latín: “condenado a las bestias”) a un castigo empleado en la época romana, que además alcanzó una gran popularidad entre el pueblo romano cuando éste se practicaba en público.
Generalmente se reservaba para castigar a los criminales culpables de los peores crímenes. 
Esta prática se originó en Asia en torno al siglo VI antes de nuestra era, donde se cree que se trataba de un ritual de índole religiosa a la par que un castigo.
En la Antigua Roma se empezó a utilizar unos cuatrocientos años más tarde (en torno al S. II a. C.) y fue llevada por Lucio Emilio Paulo el Macedónico y por su hijo, Publio Cornelio Escipión Emiliano Africano, llamado Escipión el Joven.
Originalmente consistía en introducir al prisionero en un recinto cerrado del que éste no podía escapar para a continuación soltar leones con hambre que a la postre acabarían matando al reo. Dada la crueldad de este método, no tardó en popularizarse en Roma, añadiendo otros elementos como una mayor variedad de animales (osos, leopardos, jaurías de perros e incluso elefantes) y variaciones como atar al prisionero a un poste, hacer que un gladiador lo sujetase o incluso transportar al prisionero en una pequeña plataforma móvil para ponerlo antes al alcance de las fieras.

Este tipo de ejecución estaba destinada originalmente a los que se consideraban los peores crímenes (tales como el patricidio, envenenamiento, uso de la magia o deserción del ejército entre otros). Sin embargo, con la persecución de los cristianos alcanzó unas altísimas cotas de popularidad y no tardó utilizarse casi en exclusiva para éstos. Surgió así una variante, los “christianos ad leones”, que consistía en ejecutar a grandes grupos de cristianos con leones, en ocasiones incluso familias enteras.
Fue una práctica especialmente popular entre los siglos I y III de nuestra era que fue cayendo en desuso poco a poco hasta su abolición por decreto en el año 681.

Portada de EL PAÍS